Monday, August 1, 2011

El Miedo

por Carla Valencia

El miedo es definido como una aversión irracional hacia un peligro esperado. Cuando sentimos miedo estamos anticipando algo que va a suceder y debemos prepararnos a enfrentarlo

El miedo es un proceso mental que predice algo amenazante en el futuro. Si siente miedo de ser abandonado por ejemplo, esto no ha sucedido y puede ser una ilusión o un hecho.

De dónde provienen nuestros miedos?. Los miedos se originan en la infancia, también podemos tener miedo que internalizamos de nuestros padres o miedos basados en malas experiencias de nuestro pasado.

Cómo superar los miedos

1.El primer paso es el de identificar el miedo. A que se le tiene miedo?

2.Luego , tomar responsabilidad y reconocer que sentimos miedo

3.Debemos buscar el origen del miedo. El miedo que sentimos proviene de una experiencia del pasado? (por ejemplo: si tenemos miedo a los perros tal vez en el pasado tuvimos una mala experiencia con un perro). La otra pregunta importante es identificar si este miedo lo han tenido alguno de nuestros padres. En el caso del ejemplo anterior la pregunta sería: Alguno de mis padres ha sentido miedo a los perros?. Este punto es importante porque muchas veces internalizamos miedos que no son nuestros.

4.Si usted siente un miedo muy fuerte sería conveniente que consulte con un profesional. Sinó, establezca un plan para superar el miedo. Debe estar determinado a superar el miedo y tener los pasos claros para realizarlo. Volviendo al caso del perro. Tiene muchas opciones para superar este miedo: 1) Comienze a acercarse a los cachorros y trate de amigarse con ellos. 2) La próxima vez que vea un perro y sienta miedo, relajese y bendigalo por ejemplo. No tiene que acercarse ni tocarlo, pero es un paso importante el tomar conciencia en ese momento. 3) Trate de estar en en presencia de un perro y aunque sienta un poco de miedo trate de verlo de manera diferente. Y asi suscesivamente. Sea creativo con las posibilidades

5.Utilize alguna técnica para liberar la emoción del miedo, por ejemplo La tecnica de liberacion emocional y comienze a practicar. Si su miedo viene de una mala experiencia de su pasado lo aconsejable es liberar ese trauma. Si en cambio proviene de sus padres u otras figuras de autoridad , tomando conciencia de que no es suyo y comprendiendo que es así por decir hereditario lo va a ayudar a liberar el miedo.

Conclusión

Los miedo lo paralizan y afectan todas las áreas de su vida. Hay personas que inclusive no toman decisiones por los miedos que sienten. Otros no pueden expresarse a si mismos ,ni viajar , ni disfrutar de la vida a pleno.

Muchos otros tapan los miedos con adicciones, exceso de alchool e inclusive drogas para suprimir la emoción.

Recordemos que el miedo es una emoción saludable porque nos alerta de situaciones peligrosas. Lo importante es comenzar a reconocer si los miedos que sentimos son realmente justificados o son imaginarios. No dejemos que el miedo nos venza y empezemos a enfrentarlo para poder vivir la vida que merecemos.

Monday, February 7, 2011

Para reflexionar

Hoy leí esto en Internet y me gustó para compartirlo con todos, me hizo reflexionar en la forma en como vemos la vida y las cosas que nos suceden…
“Arthur Ashe, una leyenda en el Tenis Profesional y ganador de Wimbledon estaba muriendo de sida, que contrajo por sangre recibida en una cirujia de corazón en 1983…
De Todo el Mundo, recibió cartas de sus fans, y uno que decia: “Porque Dios te selecciono a ti para esta fea enfermedad”?
A lo que Arthur Ashe respondió:

“En todo el mundo,50 milliones de niños comienzan a jugar tennis, 5 millones aprenden a jugar tennis, 500,000 aprenden un nivel profesional, 50,000 juegan el circuito profesional, 5,000 llegan a torneos importantes, 50 llegan a Wimbledon, 4 a la Semifinal, 2 a la Final, y cuando yo estaba alzando la copa de Campeón de Wimbledon nunca me pregunté: “Dios por que a mi?”, y hoy en dolor tampoco me preguntaré “Dios por que a mi?”

Tuesday, December 14, 2010

Ser padre

¡Ya lo he visto todo! El domingo fuimos al supermercado con mi esposa y en la zona de adornos navideños vi un “nacimiento”, “misterio”, “belén” o como le digan en el país del lector, que tenia algo peculiar que me hizo regresarme y mirarlo de nuevo: ¡No estaba San José!, solo la virgen y el niño Jesus. Lo levanté para verlo mejor, lo inspeccione por si se había caído la imagen faltante, pero no, no había señales que alguna vez existiese un “San José” en tan extraño adorno.

Me provocó tanta sorpresa que le pedí a mi esposa que vigilara que no viniese nadie del supermercado y le tome una foto con el celular. No me voy a poner paranoico para pensar que es un nuevo ataque del mundo contra la familia, aunque en este tiempo se puede esperar casi cualquier cosa, prefiero creer que es el producto de la ignorancia de algún empresario chino (abajo decía “made in china”) que juzgó bonito hacer una imagen solo del niño y la virgen sin San José.

Del encuentro con la escultura me quede pensando dos cosas que comparto con ustedes. La primera es muy simple: todavía hay gente en el planeta necesitada de conocer a Cristo, si a este empresario alguien le hubiese evangelizado entendería el error que cometió, pero nadie se ha sentado con él ha explicarle la fe. En este tiempo de la comunicación, en el que casi se puede conseguir cualquier libro por internet, olvidamos que no es suficiente leer, ¡es necesario que alguien explique!, así como las palabras del eunuco etíope a Felipe, registradas en el libro de los Hechos: "¿Cómo lo puedo entender, si nadie me lo explica?". En la era de la comunicación es cuando el ser humano ha estado mas incomunicado con el Interlocutor mas importante de su vida: Dios mismo. Oremos porque nos regalen las ganas, el medio y las palabras para ser buenos canales de comunicación entre Dios y los hombres.

La segunda cosa que me dejó pensando, un poco mas profunda, es el hecho de como nosotros los hombres, (los esposos, papás, etc), nos hemos “auto-expulsado” de nuestras propias imágenes de la Sagrada Familia. Si bien el mundo hace un trabajo "maravilloso" atacando la figura paterna, nosotros no hemos colaborado mucho en combatir contra eso.

Generaciones de hombres irresponsables, que en estos tiempos santos olvidan de que va esto y cual es el centro de las festividades, han olvidado ejercer de príncipes, sacerdotes y profetas de sus hogares, poco a poco con sus acciones han ido borrando al “San José” del cuadro.

Allí, en medio del cuadro de la Sagrada Familia esta un hombre mostrando a todos nosotros los hombres como ser esposo y padre, un tipo sencillo, capaz de no pensar en si mismo, obediente a toda prueba a la palabra de Dios de su tiempo, pendiente de su esposa y de su hijo, dispuesto a dejar todo atrás por la seguridad de su familia. Tratemos como esposos de sellar nuestra presencia, con cosas buenas por supuesto, en la vida de nuestras familias, que cuando el mundo venga a sacar a “San José”, se tope con una esposa y unos hijos que no lo permitan.

La Iglesia, Mater et Magistra, Madre y Maestra que enseña a los hombres, que lo permiten, como ser esposos y padres a semejanza de ese carpintero, que al igual que la virgen, dijo “Si” a la voluntad de Dios. Dice la gente que a nadie le enseñan a ser papá (o esposo) y es una gran mentira, porque en la Iglesia si te enseñan, si eres obediente y pones el oído atento. Animo hermanos, ejerzamos nuestro papel de esposos y padres, velemos por la salud espiritual de nuestra casa, no es fácil, es cierto, pero si nosotros no lo hacemos ¿alguien lo hará?

A todos, hermanos, con amor cristiano, les deseo una feliz navidad, que pueda cada hijo ver en su madre a la Virgen, en cada padre un San José y que en todos nosotros renazca Jesucristo, para que un año mas celebremos como se debe el nacimiento del amor de Dios hecho hombre.

CristhianP

Wednesday, November 24, 2010

El cuento del burro

este era un pueblo campesino, la gente vivía de lo que sembraba y criaba, aunque también había unos pocos que vivían de sus oficios, también había un sastre, una costurera, un médico, una maestra y un banquero, que no sembraban ni criaban nada, pero vivían de su trabajo.

Existía también un alcalde, que se dedicaba a mantener la paz, intervenía cuando había problemas de linderos, y castigaba a todo aquel que se robara una oveja o un cerdo, les obligaba a devolverlo y le dejaba detenido un tiempo como castigo. También el alcalde se ocupaba de traer gentes de otros pueblos para que repararan los caminos, he hicieran otros nuevos.

Un día el alcalde murió, y en el pueblo se reunieron para ver quien sustituiría al alcalde. Como nadie quería, uno de ellos que tenía a su hijo desempleado en la ciudad, dijo que llamaría a su hijo para que hiciera de alcalde, y a todos les pareció muy bien.

El hijo del alcalde, que había estudiado economía, y llegó el muchacho a ocupar su puesto, y encontró que aquello era muy atrasado, que el pueblo tenía potencial para ser rico y moderno.

Para modernizar aquello, empezó el nuevo alcalde por abrir una cuenta en el banco y pedir una chequera para la alcaldía. Así los gastos estarían mucho más controlados y sería mejor para todos.

Decidió entonces que en el pueblo había un mendigo, que había tenido mala vida puesto que no había trabajado nunca, y que ese mendigo tenía derechos como todos los demás del pueblo, y que debía ser atendido por el médico, debía ser vestido por la costurera, calzado por el zapatero, y también, habría de construírsele una casa.
Estuvo muy feliz el mendigo, que hasta esa fecha se había vestido con la ropa vieja que le deban los pobladores, igual se había calzado y se había alimentado.

El alcalde decidió que para pagar todo aquello del mendigo, cada poblador debía pagar una pequeña cuota, adicional a la que la pagaban para sufragar su sueldo y los gastos comunes, y entonces decidieron dejar de ocuparse del mendigo, porque de eso ya se ocupaba el alcalde.

Don Ermenegildo, que era uno de los campesinos pobladores, que se gastaba mensualmente 100 dineros en semillas y fertilizantes, tuvo entonces que gastar solo 80, pues el resto se le iba a la manutención del mendigo y las nuevas ideas del alcalde. Como es lógico Don Ermenegildo produjo una cosecha más pobre y como él, muchos otros pobladores.

Algunos pobladores, al ver que después de pagarle al alcalde no les quedaba dinero alguno, decidieron hacerse mendigos también, así podrían contar con todo lo que contaba el mendigo sin necesidad de trabajar.

El dinero no alcanzaba, así que compró el banco, ahora no sólo era alcalde, sino banquero, y suprimió totalmente el dinero, sustituyéndolo por cheques que el mismo emitía. Así le pagaba al sastre, a la costura, la maestra y a todos. Y los cheques no estaban limitados a la cantidad de dinero que tenía en su cuenta la alcaldía, porque él en realidad podría emitir tantos cheques como quisiera y fueran necesarios.

Vio entonces el alcalde como el pueblo se empobrecía bajo su gestión, y hubo quien le sugirió que le quitara el auxilio a los mendigos y les obligara a trabajar para comer, pero aquel alcalde tan estudiado y moderno, pensó que aquello no era una solución, que eso era atraso propio de conservadores crueles y capitalistas que sólo pensaban en el dinero.
Tras noches de no dormir, el alcalde tuvo una idea genial, y contrató a unos señores de fuera que llegaron al pueblo a comprar burros, y pagaban 200 dineros por cada burros.

Todo el pueblo vendió sus burros, y se quedaron sin burros, con lo que se dieron cuenta que no podía hacer sus labores sin los burros. Les duró poco la pena, porque al día siguiente llegaron de nuevo los señores, esta vez vendiendo burros, a 250 cada burro. Los campesinos compraron los burros, porque los necesitaban y no tenían más remedio. Y luego, al siguiente día, volvieron los señores comprando burros, esta vez a 300 dineros por burro.

Los campesinos, que eran analfabetas pero no estúpidos, se dieron cuenta que aquellos señores tenían un negocio con los burros, y que los burros cada día constaban más dinero, así que muchos vendieron sus tierras y cuanto tenían para comprar burros y esperar la llegada de los señores.

Don Ermenegildo, viendo que cada día tenía menos dinero para sembrar, se había dedicado a prestar dinero a quien quisiera comprar un burro, pero sólo a esa gente que él sabía que tenía tierras o semillas suficientes como para pagarle después. Así que le mandó a llamar el alcalde, y le dijo que tenía que prestarle dinero a todo aquel que quisiera comprar un burro, especialmente si era mendigo, porque esa era la única forma de salir de su mendicidad. Don Ermenegildo le dijo que aquello no era posible, pues si le prestaba a quienes no podía pagar, el que terminaría de mendigo sería él, a lo que él alcalde le respondió que él tenía la chequera de la alcaldía, que con eso le pagaría, y que si no le hacía caso, le prohibiría prestar dinero, e incluso, le expulsaría del pueblo.


Así que Don Ermenegildo prestó dinero a todo aquel que quisiera un burro, y cuando quería comprarse un traje o verse con el médico, ya que no tenía dinero porque lo había dado todo al los compradores de burros, les pagaba con los giros de los burrihabientes, que eran giros muy sólidos, lo mismo que dinero, porque estaban garantizados por la mismísima alcaldía.

Para entonces ya los burros costaban 1000 dineros, en el pueblo ya no se producía nada, pero podían comprar lo que necesitaban fuera, con el dinero ganado en el negocio de los burros, todos eran muy felices, porque tenían mucho dinero y muchas cosas, incluso, cosas que no necesitaban.

Pero el más feliz era el alcalde, que había demostrado como había convertido un pueblo miserable y rural, en un pueblo feliz y moderno. Y como todos tenía mucho dinero del negocio de los burros, el alcalde les pidió dinero para hacer un cine, para que todos se divirtieran, y una plaza, una estatua en honor al burro, y para pagar sus viajes, porque el alcalde viajaba ya no por el país, sino por el mundo entero exponiendo sus logros. Incluso mucho otros pueblos copiaron la idea genial de aquel moderno e inteligente alcalde. Se podía vivir feliz y próspero sin producir absolutamente nada ¡sólo vendiendo burros!

Pero un día los señores de los burros no vinieron, y Don Pancracio, que tenía que comprar el traje de novia para el matrimonio de su hija con un próspero burrista, no tenía dinero para pagarle a la costurera, y le dijo que le pagaba con un burro, a lo que ella le dijo que no, pues tenía tantos burros como podía permitirse, le ofrecía el burro al médico, que le dijo lo mismo, y al zapatero, a los vecinos ¡nadie quería comprar un burro! La desdicha de Don Pancracio corrió como la pólvora, por primera vez en mucho tiempo ¡no se había vendido un burro!

Aquellos que tenían muchos burros se asustaron, y comenzaron a vender sus burros, pero como todos quería vender los burros, y muy pocos estaban dispuestos a comprarlos, los burros comenzaron a bajar de precio, la gente desesperada no sabía que hacer con los burros, un burro llegó a costar apenas 50 dineros.

Los que le debían dinero a Don Ermenegildo, le habían pedido hasta 500 dineros para comprar un burro que ahora costaba 50, y sacando cuentas decidieron no pagarle el burro, sino que se quedara con el burro el viejo usurero.
Corrió Don Ermenegildo a donde el alcalde, y le dijo que no le pagaban, a lo que el alcalde no le vio problema alguno, se paró en la nueva plaza, frente al nuevo cine, y le dijo al pueblo que todos habrían de sacrificarse un poco y pagar una cuota para pagarle a Don Ermenegildo, los pobladores le dijeron que no tenían dinero ¡todo estaba invertido en burros! A lo que el alcalde dijo ¡pues vendamos las cosechas! Y los pobladores le informaron que no habían cosechas, mucho tiempo atrás se dejó de sembrar para invertir el dinero en burros.

Le pagó entonces el alcalde a Don Ermenegildo con cheques, pero el viejo usurero poco tardó en entender que aquellos cheques no tenían valor alguno, puesto que en ningún otro pueblo los aceptaban, el país entero ya sabía que en aquel pueblo no había nada ¡más que burros!

Los burros del pueblo empezaron a morir, porque no había para darles de comer, los pobladores también pasaron hambre por un muy buen tiempo, hasta que salieron las primeras cosechas, pero claro, no eran tan abundantes como lo eran antes, ya que tenían menos semillas, y menos recursos, además, estaban debilitados por el hambre y habían perdido la costumbre de la siembra. El pueblo entero era pobre, mucho más pobre de lo que eran al comienzo, además, de lo poco que se cosechaba había que destinar una buena parte al mantenimiento de los mendigos, que ahora eran más, y del cine y de la plaza y de…

El alcalde les habló y les dijo que la culpa de tal miseria era de Don Ermenegildo y su codicia, no de ellos, que no habían sido codiciosos, sino que sólo buscaron, como es natural, mejorar su calidad de vida por medio del mercado de los burros.
Y vivieron felices, comiendo perdices, que era lo único que había.

Y si a estas alturas no entiendes la crisis, mi consejo es que te busques un burro, de ojos azules pa' que te… porque sino entiendes es que eres alcalde ¡o burro!

Tuesday, November 9, 2010

Tú encenderás mi lámpara

Encendí mi lámpara un día con mi experiencia, y luego de un tiempo la apagó la luz de la experiencia de los otros. Encendí mi lámpara un día con la seguridad de mi carácter, y un contratiempo llenó de tristeza mi vida y la apagó. Encendí mi lámpara un día con mi buena situación económica, y una caída en picada en los valores la apagó sin darme cuenta. Encendí mi lámpara un día con la seguridad de una situación familiar estable, y un día la muerte la apagó con la marcha de un ser muy querido. Encendí mi lámpara un día con mis posesiones materiales, y un incendio arrasó todo y no ha quedado nada. Encendí mi lámpara un día con mis amistades, pero se apagó porque un día me traicionaron.
Traté de encender la lámpara de mi vida con _pasarlo bien_, pero enseguida la apagó la luz del hastío. Traté de encender la lámpara de mi vida con seguir una buena religión, pero la apagó el encontrarme siempre con tumbas con cuerpos dentro. Traté de encender la lámpara de mi vida viendo la naturaleza, pero un incendio veraniego también la apagó.
Igual que Pedro me he preguntado ¿a quién iré?. Solamente Jesús puede encender la luz de mi vida con su presencia y es indudable que nada ni nadie la podrá apagar, ni siquiera la muerte, pues mayor es el poder de quien la encendió. Por cierto, ¿ha encendido Cristo la lámpara de tu vida o vives a oscuras?
Jonathan Bernad